CUATRO VIDAS Y UN AMOR

Diario de una Visión

5 Años:

Los buenos preludios tienen poca prisa pero enseñan muy bien que va a suceder en el segundo movimiento, un leve sonido o simplemente un acorde (tríadico obviamente) para evocar el fundamento, la salvación y el firmamento. No es casualidad que entre tanta teoría los números no hayan mentido y toda ciencia tenga su juego en algún suspiro que escapó de Dios para llamarse música. Y explicamos: Quisieron los teóricos renacentistas construir la teoría musical moderna sobre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y hasta nuestros días llegó la triada: fundamental como el Padre para definir un nombre, la tercera como el Hijo para definir el carácter y el camino (menor, mayor aumentado y disminuido) y la quinta en la posición melódica que en algunos casos jugará el papel de dominante, es el Espíritu Santo el que dará color al acorde y regirá los “grados de atracción” (una palabra más que la teoría musical no dejó para el azar) y hacer de esta vida un pequeño sonerío de alegrías y proezas.

Y eso fue, música, una pequeña “ballata” entonada en el cálido silencio de un auditorio presto al concierto, una polifonía a 3 voces en donde el centro tonal ha sido Dios, en donde los solistas resultan siendo un dúo y en donde la música del papel pasa a vivirse como la crónica que anuncia la profecía del cielo.

La función avanza, dos pequeños se hacen huesos, alma y piel, Victoria y Santiago, dos criaturas de menos de 4 años que han sido alimentadas con la palabra de Dios y unos cuantos acordes que condimentaron el desayuno, la comida y una que otra cena. Todo es amor, todo es un sueño, todo es un eterno momento justo para decir al cielo: gracias.

Los años previos se han gestado entre oraciones y visitas a la sala de conciertos, una que otra salida a la tienda para comprar cuerdas… cuerdas para el cello, el uke o alguna que otra caña para el saxo. Papá hace conciertos, mamá los planea con ojo de mecenas y mirada de menta.

Hay sonrisas, no hay lamentos, la única queja es el sforzando de una partitura y su tempo, los días se combinan con el servicio en el templo, los ojos se levantan y el mundo es eso que dejamos en cada paso, los hijos del rey comen en la mesa y se visten de terciopelo. El verbo es la voz y la palabra melodía, el verbo se canta y el silogismo se completa.

10 Años:

El violín en los brazos del pequeño, el descanso en su melodía refuerza la unidad familiar; los días duros se convirtieron en una que otra sonata y hoy son los pequeños los que recitan los versos, hoy son sus manitas las que cantan la infinita relación de amor que llegó del cielo.

Se escucha un nombre de empresa “FUBLABS”, se esgrimen una cadena de contratos y es mamá la que le da una imagen a la pantalla, “AUDIOVISUALES”, el sueño se cumplió, los años que mamá dedicó a hacer comerciales de tv se vieron recompensados y hoy es ella quien dirige las cámaras, hay una banda sonora y es papá quien le da vida al papel punteado sobre las líneas de Guido (el de Arezzo).

“Cantad al señor cántico nuevo”, el lema de la familia se hace una realidad y ya no se tocan las obras de otros, ahora los programas de concierto tienen un linaje en la línea de compositor: “Fuya”, las leyendas comienzan cuando se hacen cosas nuevas, estas se escriben en casa, se confirman en la iglesia y se tocan en el concierto. Hay como sonar el testimonio.

20 Años:

El tiempo le ha dado la razón a uno que otro error, los aciertos también alimentaron su orgullo, las voces de la conciencia se convirtieron en palabras de sabiduría, los días transcurren en la casa de Dios y los pasos que en algún momento se improvisaron ahora se dan con la seguridad que los años regalaron. El chico se hizo hombre, la princesita doncella, el mundo recibe a dos muchachos con ganas de poseerlo, con ganas de bendecirlo, con ganas de transformarlo con las herramientas que papá y mamá pusieron en sus manos guiados por el Supremo Padre, los años no vienen solos y se repite la frase “cantad al señor cántico nuevo”, el legado se traspasa de padres a hijos y el sueño de escribir para Dios permanece intacto.

Papá y mamá dedican sus vidas de tiempo completo a la obra de Dios, el rompecabezas de los hombres está en los pequeños, los futuros grandes hombres que demostrarán que el mensaje no regresó vacío.

Suena la música y se abre un nuevo telón, el de la eternidad.