Humos...
Escapar no fue fácil, inicialmente porque nunca me opuse a la tortura, creía disfrutarla; fueron 7 años envenenándome, cada día consumía más, más y más... Las dosis diaria llegaron a algo que jamás imaginé... Hasta ese junio de 2010 en que no tuve que hacer algo especial para dejarlo, Dios hizo toda la tarea.
Hoy me pregunto ¿qué tenía en la cabeza para iniciar?
sábado, junio 08, 2013
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