Sembrando en tierra ajena
Ayer sembré, construí con un detalle un pedacito de futuro que a su debido tiempo rendirá su fruto, lo regué con una sonrisa, tímida... como casi todas las que me salen.
La decisión fue difícil, sembrar siempre significa morir, despegarse de algo para que otro le sirva de tierra, una tierra abonada por un deseo del cielo... Los hombres entendemos poco de eso.
Cuando se siembra bien se siente paz, se pasa revista sobre la semilla y se riega, el agua puede ser un chiste malo, que aunque malo, rompe el cascarón.
lunes, septiembre 29, 2014
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